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Ruido y furia

Ruido y furia

Hay ocasiones -estos momentos pertenecen a una de ellas- en las que me despierto de mis viajes oníricos de plena nocturnidad con preocupación. No puedo desprenderme de mi pasado, me persigue. De todas formas él ya estaba allí antes de que yo regresara por las noches. Parece que las tres damas grises quisieran avisarme de algo; quizás me avisen de lo que he sido, recordando entonces que lo sigo siendo. Porque lo que nos ocurre no desaparece sin más, lo vamos guardando en una especie de mochila que, poco a poco, va pesando más y más; y a eso lo vamos llamando edad.

Hay ocasiones -estos momentos pertenecen a una de ellas- en las que los deseos de coger de nuevo un trocito del pasado generan ira. Sé que no puedo volver atrás, la vida empuja con demasiada violencia, pero la eterna lucha entre la realidad y el deseo regresa a los camposantos y la batalla comienza de nuevo.

Esta encrucijada de recuperación del pasado y de continuación de mi vida y olvido de él crea estas peleas, y hace también que quiera dejar de soñar. Y despierto, con ruido de sables, me encono, no sé aún si por no poder volver atrás o por no haber podido continuar con mi sueño.

24 horas

24 horas

Siempre hay días en los que nos levantamos con ganas de comernos el mundo, literalmente. Puede ser que un sueño de princesas, dragones y castillos nos dé el hambre suficiente para tal gran labor. O puede ser también que un copioso ágape la noche anterior, o una sesión larga de duro sexo haga sentirnos fuertes y valientes.

Pero ese esfuerzo de hambruna se va disipando a medida que van pasando las horas; sobre todo en las primeras horas del día, junto al café, el ordenador y el cigarrillo. A medida que van desapareciendo las legañas y el caudal de café en su taza vamos volviendo a la realidad, a la visión de la dureza de nuestra Yihad particular. Y ese deseo de comernos el mundo va cambiando paulatinamente hasta llegar al punto mínimo de, por lo menos, no dejar que el mundo nos coma a nosotros.

Y así pasa completamente el día, hasta que volvemos a encontrarnos con la cena, o con una nueva sesión de sexo, que puede producir, de nuevo, un "día después" valeroso y osado. Quizás el nuevo sueño nocturno nos coloque en la más pura realidad, sin castillos ni princesas a las que salvar. Y teniendo la sensación, al levantarnos, de que el mundo nos devora.

Y volvemos al café, al ordenador y al cigarrillo... 

Una esperanza en el infierno

Una esperanza en el infierno

Disimulo las cicatrices que dejan los latigazos en mi espalda. Disfrazo y maquillo lo que no deseo mostrar. Si bien existen personas que las han visto e incluso preguntan, inocentes, si duelen, el dolor mismo de las fustigaciones no podrán sentirlo nunca. Paradójicamente, yo no puedo verlas directamente, por estar en la espalda, pero las siento, las llevo siempre conmigo. Son mías. Es mi infierno particular.

Y en el espejo, verdadera mirilla del alma, consigo observarlas. Las repaso una por una y casi me sé de memoria el tamaño, color y grosor de cada una de esas cicatrices. Al tocarlas, me vienen recuerdos dolorosos de una persona, de una sensación, de un deseo, de una enorme estupidez... Y es entonces cuando duelen más y quiero dejar de tocarlas. A veces lo consigo.

Aún así, no tengo toda la espalda magullada. Todavía conservo suficiente espacio como para recibir más latigazos. Y también conservo igual espacio para no recibirlos más.

No sé qué sucederá mañana, pero tengo esperanza, la quintaesencia de la desilusión humana, fuente simultánea del mayor poder y de la  mayor debilidad.

P.D.: Los ávidos se habrán dado cuenta de mi error.

Pasajeros

Pasajeros

Todos somos pasajeros en un viaje que no tiene ni inicio ni final. No tenemos un destino claro aunque, al llegar, miramos hacia atrás y pensamos que el camino ha sido totalmente lineal. Y es que es demasiado fácil pensar en un camino que nos ha llevado hasta donde estamos; eso indicaría que existe un futuro preconcebido para todos nosotros y que cualquier intento de salirnos de ese camino resultaría imposible.

Simplemente somos viajeros en un tren que conducimos, al mismo tiempo que también nos relajamos mirando por la ventana. Cualquier cambio de vía lo vemos como una jugarreta del destino, al mismo tiempo que una decisión de la máquina. Es demasiado complicado pensar en que nosotros somos los últimos responsables de nuestro destino. Y los que optamos por un camino o por el otro, aún sin saber si existe el camino.

Sólo viajamos. Relajémonos, entonces, contemplando el paisaje.

Sueña conmigo

Sueña conmigo

Como todos los niños, tengo un escondite secreto. Es donde escondo todo lo que no quiero que vean los demás; son mis secretos más ocultos, mis deseos más inconfesables, mis pasiones más perversas. En principio no entra nadie en mi caverna aunque, en ocasiones, invito a cierta gente a ver partes ínfimas de alguna habitación, de algún cuadro colgado o de estrellas en el techo. Sólo yo puedo tocar los objetos preciosos que guardo, sólo yo puedo cambiar la decoración, sólo yo, en definitiva, puedo vivir allí dentro.

Está construido a mi imagen y semejanza. Incluso tiene zonas a las que no puedo acceder, por ser muy estrecho el paso, aunque sé qué es lo que he guardado allí. Huele a incienso de opio y a café y, si saboreáramos las paredes, seguramente degustaríamos una mezlca de fresas con chocolate. No es el mejor de los mundos, tampoco lo pretende ser, ni la mejor de las cajas fuertes; tampoco ganará un premio en decoración. Pero es mi escondite secreto y, como tal, lo guardo y lo amo.

Anfitriones imperfectos

Anfitriones imperfectos

Yo creo en la libertad. Pero considero que aún no sabemos cuáles son sus límites. Dice Javier Corcobado que "La libertad es la cárcel más grande de todas las cárceles". Tal vez sea eso. Lo que me aplico, de forma muy simplista, es que si A elige su libertad para hacer X, B puede elegir su libertad para hacer Z. Me resulta sorprendente definir la libertad como una fórmula matemática, pero vuelvo a reiterar esta simplicidad absurda.

Resúltase que si alguna persona toma una decisión libre e independiente lo hace por sí misma -espero- y no por influencias fuera de ella. Por la misma regla de tres, si esa primera decisión afecta a una segunda persona, ésta puede, sin embargo, tomar otra decisión, que puede no tener nada que ver con la opción de la primera persona. Y con esto pretendo decir que no tenemos porqué "tragarnos" la libertad ajena. Y es que pensamos que la libertad es algo universal, que sucede -o tendría que suceder- en todas las culturas y en cada grupo. Incluso pretendemos imponerla por la fuerza, con las armas... Y es que la libertad también tiene la opción de no quererla.

La liberad, como todo, no es universal. No existe en esencia -no existía antes de la aparición del ser humano. No es absoluta.

El sueño de los justos

El sueño de los justos

Desde hace 3 ó 4 semanas estoy totalmente agotado. Tal vez el calor esté enfadado con mi cuerpo, tal vez haya bajado el nivel de glóbulos rojos de mi sangre azul, tal vez el trabajo comienza a notarse en las carnes, tal vez tengo una infección oculta bajo mis encías, o puede que solamente sea una gripe rara y pasajera... O todo junto.

Pero lo estoy dejando todo apartado. Sólo pienso en el momento en el que me recupere, cuando todo vuelva a su cauce y pueda proseguir con mis actividades cotidianas. De momento me duermo con dolores y me levanto con más dolores todavía, cojeando y con excesivas ganas de fumar. Éste último también era un proyecto que tenía en mente y más aún en los últimos 3 días: dejar de una vez por todas de fumar. Pero no me siento con ganas, no estoy lo suficientemente confiado ni optimista. Así se hace más difícil.

Dormiremos hasta que mi cuerpo y mi mente estén lo suficientemente aceptables para llevar una vida más o menos decente. 

A propósito de éxitos

A propósito de éxitos

No es un secreto afirmar que la tontería vende. Ya sea de manera televisiva en forma de corazón, de manera musical en forma de corrales o de manera novelística en forma de tramas conspiratorias. En ningún momento digo que abomine de la tontería; en todo caso abomino de que dicha tontería sea considerada como algo serio y se intente vender como tal.

En mente tendréis, efectivamente, una de las patrañas más exitosas de los últimos tiempos -sin contar, claro está, con las falsas verdades de Caballo de Troya. El Código da Vinci es un libro que engancha y no puedes aparcarlo en la estanteria de los polvos hasta haberlo completado. No es un libro muy difícil de leer, sino todo lo contrario. Es de cómoda lectura y utiliza una de las tramas más atractivas para el ser humano: la idea de la conspiración. Si leéis este blog sabréis que tengo paranoias conspiratorias, pero no se asemejan en nada a estas falacias novelísticas.

Enhorabuena a Dan Brown por el dinero que se está metiendo en el bolsillo no sólo por haber escrito una novela de estas características sino por usar del buen marketing para aumentar los números de sus cuentas bancarias, y enhorabuena también a la iglesia por fomentar la lectura de esta novela. Efectivamente, no es muy difícil para el Vaticano demostrar que las teorías de El Código da Vinci son una auténtica mentira y, para ellos, es mucho más cómodo que el enfoque del público occidental se dirija hacia esta obra y no hacia El Evangelio de Judas, por ejemplo, -aparecido/construido hace unas semanas- y, en consecuencia, hacia los evangelios apócrifos. Es mucho más difícil para el Vaticano defender la idea de que dios ha inspirado las manos de los escritores de los evangelios canónicos y no lo ha hecho en el resto de evangelios -los apócrifos- que defender la falsedad de las teorías sobre las conspiraciones de Templarios, Merovingios, Sangres Reales y grandes genios de la historia. Y es que es muy difícil justificar un dogma, pero muy fácil atacar hipótesis. De ahí que la iglesia fomente la lectura de ese libro.

Cuando leí El Péndulo de Focault, del genial Umberto Eco, me di cuenta de que la conspiración, en estos temas, no es la de la existencia de un grupúsculo de genios que protegen el saber y pretenden derrocar a la iglesia. La verdadera conspiración estaría en hacernos creer que esas hipótesis son ciertas.

Para mí es exactamente lo mismo pretender convencerme de que dios existe y el Papa es el sucesor de Jesús en la Tierra -y demás "perlas" católicas-, sin aportar prueba alguna, que pretender hacer lo mismo con la idea de que gobiernos, templarios y sucesores de Jesús actúan en la sombra, sin aportar, de nuevo, pruebas consistentes.

Esa será, en este contexto, mi conspiración nihilista, aportando únicamente las pruebas anteriormente mencionadas. Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.

De transiciones

Motivados por cambios externos o internos, en ocasiones, nos encontramos en épocas de transiciones. Ya sea por consolidar algo que tenemos, o por desear volver a lo que tuvimos o por pensar, simplemente, qué decisión vamos a tomar mañana, se nos aparecen momentos transitorios que llevan, inexorablemente, a un mañana y a un destino.

Pero como estas letras se ocupan más de mí que no del resto del mundo, hablaremos de mí, que para eso me gasto un tiempo en escribirme. Mañana tengo que dar una respuesta. Se trata de una respuesta muy simple: Sí o No. O sigo con lo mismo, o me meto de un ascenso en otro lugar y con otra gente. Datos positivos: dinero; datos negativos: yo y mis circunstancias.

Me ofrecieron esta mañana una subida de categoria, temporal, para cubrir una baja en un sitio diferente en el que estoy. Voy a decir que no; solamente me ofrecen más dinero, nada más.

Qué imbécil debo estar hecho para decir que no a una subida salarial. Pero eso ya lo sé desde hace tiempo. Y no es que no me importe el dinero pero, como decía mi compañero Groucho, "el dinero no es importante, pero mucho dinero...".

Por cincuenta céntimos igual vendía a mi madre, pero tendría que ser por un motivo en el cual creyera y estuviera totalmente convencido. Vender a una madre simplemente por venderla... es feo. Por esa misma regla de tres diré que no, porque no creo en ello.

La otra transición en estos momentos, a nivel más interior, es la de aceptar, por enésima vez, lo que tengo. Últimamente tengo sueños -como en toda mi vida- no repetitivos pero sí con una serie de personas y contextos. No es nada concreto, pero sí son unas señales homólogas, precisas y concretas. O al menos así lo interpreto yo. (Así me lo aprendí yo). El deseo vuelve a mí. Llevo unos días pensando en que a lo mejor me equivoqué de variables independientes.

A lo mejor me equivoqué al causalizar la inestabilidad con el deseo.  A lo mejor el error radicó en la elección de las variables, de todas las variabes, tanto las independientes como las dependientes. A lo mejor se me escaparon multitud de variables que en ningún momento tuve en cuenta, hasta ahora, en las que retorno, con cautela. Puede ser, incluso, que el método científico es un error de base que hace equivocarnos continuamente. Todo puede ser y todo es. Lo único que sé es que tengo ganas de volver, aunque sea par descubrir dónde está mi error. Bueno, realmente no es sólo para descubrir el error. Realmente es... porque lo deseo y me gusta.

De adjetivos

Entre vuelta y vuelta entre sábanas estaba pensando en mi vida o, mejor aún, en qué han representado para mí las personas que han estado junto a mí, qué es lo que me han dado para que aún las tenga muy presentes en mi cabeza. Como el sueño ya lo dejaba por imposible, al menos por esta noche, intentaba hacer un ejercicio de síntesis. El jueguecito consistía en aplicar un adjetivo o dos como mucho a toda esa gente que ha sido muy importante en mi vida. Creo que estos son los resultados (como aún no tengo permiso para poner sus nombres, sólo pondré la inicial):

L: Justicia

V: Vitalidad, Sorpresa

TX: Paternalismo

K: Imcomprensión

C: Rareza

N: Celos

D: Odio 

M: Re-Descubrimiento 

R: Esperanza

E: Felicidad

I: Comprensión, ayuda

E: Pasión, deseo

M: Inocencia 

M: Ilusión

Mis teorías conspiratorias (Parte 1)

Mis teorías conspiratorias (Parte 1)

Presento algunas de mis ilusiones conspiratorias que, si bien no me hacen sufrir de esquizofrenia, permiten que cuestionen mi realidad.

Y la primera no podría ser otra que la de cuestionar las verdades que se aceptan generalmente. Y en esta ley entran desde las observaciones que podrían ser más simples de ver y que todos podemos llegar a sospechar, hasta la manera en que nos han enseñado a mirar el mundo. Existe una manera de ver el mundo, que podríamos llamar "observación", ese rollo del empirismo o positivismo. Lo que vemos no tiene porqué ser lo mismo que lo que existe. Percibir algo no indica, según esta teoría, que ese algo exista. Por poner un ejemplo, sabemos qué es la música clásica y la diferenciamos del resto de estilos, pero en el mundo puramente musical no existe esta división. Otro ejemplo que puede parecer más radical: no niego las diferencias sexuales entre los machos y las hembras, pero no estoy de acuerdo en su criterio de clasificación; distinguimos a hombres y mujeres y les aplicamos unas categorías diferentes (curiosamente no clasificamos de igual manera a los animales) según ¿qué categorías de clasificación? Clasificar a hombres y mujeres para mí es lo mismo que clasificar a las personas según la forma de sus orejas. Sin embargo, se habla de que las mujeres, por poner un ejemplo, son más sensibles que los hombres; no se habla de que las personas con el lóbulo de la oreja separado de la cara son más emotivas.

Y nos vamos a la segunda: No hay nada absoluto. Existe una especificidad histórica y cultural del conocimiento. Me explico: Los poderes existentes en cada momento (poderes económicos y sociales) nos enseñan una concepción concreta del mundo. A veces podemos pensar, por ejemplo, que la concepción actual del mundo -el capitalista- ha existido desde siempre, pero eso no es así; pensar que el mundo es así porque es así (me recuerda al "¡sí, porque sí!" de mi madre). Otro ejemplo más cercano y que está de moda: la concepción de la nación de España. Pensamos que España siempre ha sido una, grande y libre pero, históricamente, España como tal no nace hasta 1812. Pero con esta segunda teoría conspiratoria no me refiero sólo a temas históricos, aunque estos sean los más fáciles de ejemplificar, me refiero a todo lo que creemos, al aprehendizaje del mundo que hemos recibido.

Tercera: Las interacciones sociales generan el conocimiento (ésta es chula, ¿verdad?). La verdad no viene de la observación objetiva del mundo (ver primera teoría conspiratoria), sino de las interacciones sociales en las que participamos contínuamente. En este punto meto el lenguaje, como la primera base de las relaciones sociales. Los individuos de una sociedad compartimos unos conocimientos. Pero no es que este conocimiento exista en sí mismo, sino que a través de "pactos" o de construcciones sociales, hacemos que exista. Es una construcción subjetiva global (¡toma ya!).

Cuarta: Cada construcción social genera una concreta acción social y excluye otras. Aquí meto el ejemplo que siempre me gusta, el del síndrome post-vacacional. Hace unos 5-7 años sabemos que después de unas vacaciones jode que te cagas el volver a trabajar, pero ajo y agua. Ahora esto es considerado enfermedad y hay tratamiento médico/psicológico. Incluso te pueden dar la baja por ello. Las diferentes construcciones del mundo (¿se entiende mejor si lo llamo "descripciones del mundo"?) sustentan ciertos modelos de acción social. Conocimiento y acción social son inseparables.

Y vale por hoy. Mirad detrás de vuestro cuello por si hay ojos que os vigilan.

No hay mal que por bien no venga

No hay mal que por bien no venga

Ayer conmemorábamos el 75 aniversario de la Segunda República. Las pocas conmemoraciones que se hicieron se unen a las pocas que hice yo: tan sólo un pequeño recordatorio en la libreta de bitácora de la tienda, para que todos sepan que soy republicano -hay alguna compañera que incluso ya ha descubierto que me gusta el jevimetal.

Pero, como muchos, esta conmemoración pasará al olvido debido a otros hechos acaecidos el día de ayer. El primero sucedió por la mañana. Estaba analizando mercados (mis actividades de ocio actuales son carne de psiquiatra) delante del ordenador y el jodido me hizo "¡Puf!" y se apagó. Ya no ha habido narices de encenderlo. Probablemente la fuente, pero de momento me quedo sin ordenador. Más adelante, el trabajo... demasiado para mi sangre azul. Eso sí, la empresa debe estar contenta por la cantidad de dinero que se hizo.

Pero la palma se la lleva el robo de mi bicicleta (Mi Harly Dechatlons). ¡Algún desalmado o desalmada me ha robado mi método de transporte! Fui a denunciarlo y la verdad es que me estaba riendo por la situación absurda. Además me jode doblemente porque por la mañana me pasé una hora limpiándola y mimándola un poco. Si lo llego a saber la dejo guarra de verdad, para que el que me la haya robado se joda limpiándola.

Claro que, por el otro lado, me pongo a pensar un poco. Será que utilizo eso de "no hay mal que por bien no venga" y creo que ya va siendo hora de que me compre una motillo. Me voy haciendo mayor y compruebo que media hora caminando -más unas cuantas horas más de trabajo- me cansan más ahora que hace 10 años. Además, debido a que recibo señales del cielo -aunque sea ateo practicante- también me imagino que la bici no estaba porque si la hubiera cogido me hubiera envestido algún coche. Qué cosas hay que pensar para no ponerse a llorar, ¿verdad?

Afortunadamente una noticia positiva al llegar a casa y comprobar que aún soy recordado. Ya estoy más cerca de la inmortalidad.

De reuniones

De reuniones

El paso tiempo no sólo se deja ver en las canas, el estado físico, la frente o la hipoteca. También se hace notar en los amigos. Todos vamos construyendo nuestras vidas y éstas no siempre tienen que ver con las promesas de "siempre juntos" entre amigos.

La semana pasada celebramos una reunión de amigos. No sé cuándo fue la última vez que nos reunimos todos pero ahí estabamos hablando, riendo e interesándonos por las vidas de los demás. La nota negativa fue un asiento vacío. La quimioterapia no permitió que un culo se sentará con los nuestros.

Después de un tiempo (¿dos años?) cada uno hace su propia vida: uno religioso, el otro fuerza represora, el otro empresario con serios problemas de adicción al móvil, el otro... (aún no sé cómo definirme en una palabra. Leed este blog y vosotros decidís). Uno con anillo de celibato, el otro preparando su boda, el otro esperando un crío, el otro... ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario (sigo sin saber cómo definirme, os lo dejo a vosotros). Pero seguimos riéndonos. El tiempo no ha pasado en nuestros corazones. "Como decíamos ayer..." sería la frase para resumir la reunión.

Me hizo gracia el ver que no hemos cambiado mucho: uno preguntando al otro sobre su felicidad, el otro preguntando al uno sobre su vida cotidiana y el tercero preguntando al uno acerca de... "¿te masturbas mucho?". Veo que todavía somos adolescentes. Eso me gusta. Me gusta comprobar que para algunas cosas el tiempo ha perdido la batalla.

Manifiesto "Con orgullo, con modestia y con gratitud"

Manifiesto "Con orgullo, con modestia y con gratitud"

Memoria del futuro. 1931-2006  

El 14 de abril de 1931, España tuvo una oportunidad. La proclamación de la II República Española encarnó el sueño de un país capaz de ser mejor que sí mismo, y reunió en un solo esfuerzo a todos los españoles que aspiraban a un porvenir de democracia y de modernidad, de libertad y de justicia, de educación y de progreso, de igualdad y de derechos universales para todos sus conciudadanos. Hoy, setenta y cinco años después, los firmantes de este manifiesto evocamos aquel espíritu con orgullo, con modestia y con gratitud, y reivindicamos como propios los valores del republicanismo español, que siguen vigentes como símbolos de un país mejor, más libre y más justo.

Frente al colosal impulso modernizador y democratizador que acometieron las instituciones republicanas -siempre con la desleal oposición de quienes creían, y siguen creyendo, que este país es de su exclusiva propiedad-, todavía se nos sigue intentando convencer de que la II República fue un bello propósito condenado al fracaso desde antes de nacer por sus propios errores y carencias. Los firmantes de este manifiesto rechazamos radicalmente esta interpretación, que sólo pretende absolver al general Franco de la responsabilidad del golpe de estado que interrumpió la legalidad constitucional y democrática de una república sostenida por la voluntad mayoritaria del pueblo español, con las trágicas consecuencias que todos conocemos. Y exigimos que las instituciones de la actual democracia española rompan de manera definitiva los lazos que la siguen uniendo -desde los callejeros de los municipios hasta los contenidos de los libros de texto- con un estado ilegítimo, que surgió de una agresión feroz contra sus propios ciudadanos y se sostuvo en el poder durante treinta y siete años mediante el abuso sistemático e indiscriminado de los siniestros recursos que caracterizan la pervivencia de los regímenes totalitarios. Después de treinta años de democracia, resulta vergonzoso tener que recordar aún donde estaba la ley y donde estuvo el delito. A estas alturas, es intolerable, y muy peligroso para la salud moral y política de nuestro país, que todavía se pretenda equiparar al gobierno legítimo de una nación democrática con la facción militar que se sublevó contra el estado al que, por su honor, había jurado defender, y cuya victoria sólo fue posible gracias a la ayuda de los regímenes fascista y nazi que preparaban una invasión de Europa que acabaría provocando una guerra mundial y, aún más decisivamente, gracias a la culpable indiferencia de las democracias occidentales, que, antes de convertirse en víctimas de las mismas potencias en cuyas manos habían abandonado a España, eligieron parapetarse tras el hipócrita simulacro de neutralidad que representó el comité de No Intervención de Londres.

El 14 de abril de 1931, España tuvo una oportunidad, y los españoles la aprovecharon. Pese a la brevedad de su vida, la II República desarrolló en múltiples campos de la vida pública una labor ingente, que asombró al mundo y situó a nuestro país en la vanguardia social y cultural. Entre sus logros, bastaría citar la reforma agraria, el sufragio femenino, los avances en materia legislativa de toda índole, la separación efectiva de poderes, las constantes y modernísimas iniciativas destinadas a difundir la cultura hasta en las comarcas más remotas, el decidido impulso de la investigación científica o el florecimiento ejemplar no sólo de la educación, sino también de la asistencia sanitaria pública, para demostrar que aquel bello propósito generó bellísimas realidades, que habrían sido capaces de cambiar la vida de un pueblo condenado a la pobreza, la sumisión y la ignorancia por los mismos poderes -los grandes propietarios, la facción más reaccionaria del Ejército y la jerarquía de la Iglesia Católica- que se apresuraron a mutilarlo de toda esperanza.

La República dotó a los sectores más débiles y desprotegidos de la sociedad de entonces, las mujeres y los niños, de un estatuto jurídico privilegiado en su época. El retroceso fue tan brutal, que el cambio de régimen supuso para ellas, para ellos, la pérdida de todo derecho y su consagración como subciudadanos dependientes de la buena voluntad de los cabezas de sus respectivas familias. La República apostó por la defensa de los espacios públicos como escenario fundamental de la vida española, asumiendo la necesidad de equiparar las condiciones de vida de las poblaciones rurales y urbanas, y desarrollando políticas de igualdad no sólo entre los individuos, sino también entre las regiones más y menos prósperas. El retroceso fue tan brutal, que el cambio de régimen consolidó las desigualdades históricas tanto individuales como colectivas, y abandonó la promoción de los servicios públicos para crear un déficit que en algunos sectores, como la educación primaria y secundaria, seguimos padeciendo todavía. La República fomentó el auge de la cultura española en todos los terrenos de la creación artística y de la investigación científica, el debate intelectual y la vida universitaria, hasta el punto de que su nombre y su destino estarán unidos para siempre a la memoria del máximo esplendor cultural del que ha gozado nuestro país en la era moderna. El retroceso fue tan brutal, que el cambio de régimen supuso la pérdida más trágica que, a su vez, ha soportado nunca la cultura española, el exilio masivo de los mejores, que dejaron las aulas y los laboratorios, los talleres y las redacciones, las editoriales y los museos, la autoridad y el prestigio intelectual de nuestro país, en manos de una improvisada cosecha de oportunistas y segundones, que redujeron la vida cultural española a una lamentable manifestación de mediocres oscuridades.

Hoy, setenta y cinco años después, los firmantes de este manifiesto no queremos seguir lamentando la triste brutalidad de aquel retroceso, sino celebrar la emocionante calidad de los logros que le precedieron, y agradecer la ambición, el coraje, el talento y la entrega de una generación de españoles que creyó en nosotros al creer en el futuro de su país. Reivindicar su memoria es creer en nuestro propio futuro, que será proporcionalmente mejor, más libre, más justo, más feliz, en la medida en que seamos capaces de estar a la altura de la tradición republicana que hemos heredado. Por una España verdaderamente moderna, laica, culta, igualitaria, por su definitiva normalización democrática, y por el progreso armónico del bienestar de todos sus ciudadanos, hoy, setenta y cinco años después, queremos celebrar el 14 de abril de 1931, y proponer que esta fecha se celebre en lo sucesivo como un reconocimiento oficial a todos los ciudadanos españoles que lucharon activamente por la libertad, la justicia y la igualdad, valores comunes que tienen que seguir orientando la construcción democrática de la sociedad española.

Abril 2006

Memoria del futuro. 1931-2006

Soy un delincuente

Soy un delincuente

Siempre he intentado respetar la ley (cumplirla a veces me ha resultado más difícil) y, salvo algún ligerito traspiés o alguna denuncia por escándalo público, no he tenido muchos problemas con ella. Otra cosa es que esté o no de acuerdo con el sistema legal en sí mismo y otra cosa, diferente, es que esté menos de acuerdo o más menos de acuerdo con ciertas leyes en concreto.

Después de esta pequeñita introducción, voy a lo que me toca. Resúltase que estaba apuntado en las largas colas del INEM -finalmente resultó que sí tenía derecho a subsido por desempleo, que no a la prestación- y no sé si será el frío invierno, el batir de las alas de una mariposa en Tegucigalpa o la reposición de Oliver y Benji en TV2, pero se me olvidó que aún estaba en esa cola... ¡Y yo pensando que estaba en mi casa! Así que no fui a sellar y me mandaron una carta sorpresa (en donde vivo las calles están mal hechas y los carteros son unos auténticos irresponsables -por ser exageradamente fino- y NUNCA había recibido una sola carta, ni del banco, ni de Telefónica, ni tan sólo la comunicación de que me habían aceptado en esa cola de parados). Así que esa carta me hizo mucha ilusión: ¡la primera carta que recibo en un año que hace que vivo en Salou!

Claro que si los del Ministerio se han molestado por encontrarme, seguro que es por algo malo. ¿Para qué tendrían que molestarse en buscarme por cosas buenas? ¿Saben los del Ministerio qué son las cosas buenas? Y entre blablas y blablas ininteligibles y difíciles de reproducir en el documento (¿por qué se empeñarán tanto en escribir algo que no vamos a entender el 95% de la población? ¿Y por qué tantas referencias a leyes? Seguro que creen que todas las familias, en sus casas, deberíamos tener el Código Penal, la Sacrosanta Constitución, el Código de Comercio, el Estatuto de los Trabajadores y los de cada comunidad autónoma, todos los BOE desde por lo menos el 1981, la Biblia, el Quijote y la Ley de Murphy) me han abierto un expediente por no cumplir con mis obligaciones como parado y no ir a sellar, así que me he quedado sin subsidio.

Cómo no, también me indican cómo presentar las alegaciones pertinentes y dónde tengo que hacerlas, y estoy valorando seriamente esa posibilidad. Estoy pensando en alegar. Este país funcionaría mejor si todos alegáramos. Que el jefe nos mete la bronca por ir mal afeitados... alegamos irritación; que nuestros cónyuges nos castigan con poner la lavadora... alegamos discriminación; que los curas nos sermonean con eso de que somos malos y que el día del juicio se acerca... alegamos demencia (de los curas, claro). Aunque no sirva de mucho, yo pienso alegar simple y llanamente "que se me olvidó". Creo que llevando una declaración jurada y el documento de penales colará. También tendré que hacer fotocopias del DNI, del certificado de nacimiento, del libro de familia, de la tarjeta de compra de El Corte Inglés y una muestra de orina, que nunca se sabe qué te pueden pedir cuando tratas con la administración.

Lo importante es que el Ministerio no te encuentra nunca cuando tienen un trabajo idóneo, ideal y divino de la muerte para ti. Sin embargo, bien que te encuentran cuando se trata de castigar ¡qué curioso!. Estoy pensando seriamente si realmente se dedican a hacer de intermediarios entre empresas y parados o a redactar cartas de sanciones.

Contrariamente a lo esperado, ni he sentido rabia ni ira ni ninguno de los siete pecados capitales. Sé que la justicia es injusta desde hace tiempo (si no no lo fuera no tendría tanta ley, tanto libro ni tanta letra), la justicia es ciega, no tonta, así que me lo he como con sal y pimientos y a otra cosa mariposa.

La buena noticia es que reinicio el trabajo el día 1 de abril. La llamo buena para animar los corazones de la gente que ha perdido su tiempo en leer enterito este post, que no es poco.

Estoy crispado...

Ya hace varios meses que me van repitiendo que estoy crispado. Es un goteo continuo y diario que no cesa por mucho que me aplique la ley del “poraquímeentra-poraquímesale”. Así que al final acabaré creyéndome que efectivamente estoy crispado. Crispación, crispación, crispación… Cuando oigo tantas veces una palabra siempre me voy al diccionario de la RAE (esa señora que limpia, fija y da esplendor):

crispación 1. f. Acción y efecto de crispar. (Ya empezamos con las vueltas)

crispar (Del lat. crispāre). 1. tr. Causar contracción repentina y pasajera en el tejido muscular o en cualquier otro de naturaleza contráctil. U. t. c. prnl. 2. tr. Coloq. Irritar, exasperar. U. t. c. prnl.

Bueno, pues ya me he aclarado un poco. Ahora ya puedo decirlo abiertamente: ¡ESTOY CRISPADO!. Alguno de mis tejidos musculares contráctiles causan contracciones repentinas, supongo que a todo el mundo le pasa más o menos veces. Yo creo que me crispo al menos un par de veces al día. No sé si el tembleque producido por el alcohol entra dentro de la contracción repentina de tejido muscular contráctil.

Claro que me pregunto... ¿Y si la acepción que tengo que aplicarme es la segunda, la coloquial? ¿Estoy irritado, exasperado? Mmmmmm. ¿Con quién? ¿De qué? ¿Por qué? Vivir enfadado no creo que sea una forma agradable de vivir, ya lo dicen en multitud de películas y yo me creo todo lo que dicen las películas. Entonces seguro que la acepción correcta debe ser la primera, porque no estoy irritado.

El tema importante es que estamos crispados. Una de las palabras que más repitieron hace unos añitos, que se pusieron de moda y que me aprendí muy bien (soy un estudiante aplicado) y aprendimos muy bien fue la de "fuerzasdeseguridaddelestado". Esto venía a decir que ya no existían policías nacionales, policias locales, guardia civil -maderos, pitufos y demás; a partir de entonces todo este colectivo eran las "fuerzasdeseguridaddelestado". Ahora viene "crispación", que también me aprendo con la misma aplicación. Y más adelante vendrán otras palabras igual de absurdas, a las que se dará un significado -no siempre coincidentes con las acepciones del diccionario- particular y partidista.

Así se construye la realidad, creando significados y asociándolos a significantes. No es una tarea de creación de palabras, porque ya existen, sino de llamémoslo adecuación, adaptación. Lo importante es crear unas palabras nuevas (en el sentido de relacionar significado y significante), porque eso hace crear una realidad nueva. Y este es el tema clave. Es más fácil que yo gane una disputa en mi terreno, con mis propias reglas, que en el terreno del enemigo. Así que el objetivo es el de llevar al enemigo a un terreno particular. Hasta hace unos meses no pensábamos que estábamos crispados, no existía esa palabra en nuestros lexicones, así que era imposible estarlo. Ahora sí existe, y tenemos la opción de decidir si estamos o no crispados. Lo importante es decantarse por una de las opciones. Curiosamente decantarse por una de las opciones da votos. ¿Qué casualidad, verdad?

Cómo pasa el tiempo...

Pues seguramente me estaba aburriendo y he comenzado a leer todo lo escrito en estas páginas y en su predecesora... Llevo escribiendo desde el 13 de diciembre de 2003. Mira que he escrito cosas...

Y observo que mi estilo ha cambiado muchísimo. Ahora me meto en temas políticos y fue un tema que no quería nunca introducir en estas páginas. Dejé estos temas para otro weblog, que acabé olvidando por falta de tiempo. También ha habido autocensuras y deseos de cerrar estas páginas. Y ganas de no hacerme entender...

Y leo y me gustaría volver a escribir lo que escribía antiguamente y con el mismo estilo. Pero no soy el mismo. Incluso hubo una larga ausencia en la que estaba saliendo del capullo para transformarme en mariposa. Supongo que los colores han venido a mi vida y ya no trabajo en blanco y negro. Pero no deseo volver a mi etapa anterior para escribir como lo hacía antes. Prefiero estos tiempos no tan turbios, aunque ello signifique no escribir de la misma manera.

De lenguas y lenguajes

De lenguas y lenguajes

En Tres sombreros de copa, del genial Miguel Mihura, Dionisio asegura que en Londres la gente habla en inglés para llevar la contraria y porque da un aire más chic, pero que en los pueblos de Inglaterra la gente habla "como todo el mundo", es decir, en castellano. Nos sorprendemos también con los niños pequeños londinenses, quienes, pese a su corta edad, hablan perfectamente en inglés. ¡Qué inteligentes!

Pues algo así sucede en la percepción del 80% de españoles sobre el catalán (siguiendo una encuesta de CIU). La mayor parte de la población supone que los catalanes hablan en catalán para llevar la contraria, o para diferenciarse del resto de españoles. Suponen que un catalán, al nacer, tiene un idioma innato -el castellano- y que, como no queremos ser españoles, destruimos el innatismo y nos decantamos por lo adquirido -por lo artificialmente adquirido, claro. Estos resultados conspiratorios superan con creces mis teorías sobre la conspiración.

En Cataluña se habla catalán de la misma manera que en Inglaterra se habla inglés o que en Castilla se habla castellano o, si me permito, que en Francia se habla francés. Los idiomas son vivos y tienen su historia, y si en un territorio se habla tal o cual lengua es simplemente por motivos históricos. Cualquier debate posterior es político, no lingüístico.

Supongo que si todos conociéramos el idioma inglés no nos sentiríamos estúpidos por no entender a quienes hablan en este idioma. De la misma manera, los desconocedores del catalán no se sentirían tan estúpidos por no entender a los que usan este idioma si lo conocieran. Y aquí, creo, es donde está el problema.

Se desea que el castellano sea otro esperanto mundial, el único esperanto mundial. Pensemos que, históricamente, en el imperio español no se ponía nunca el Sol. En la actualidad, sin embargo, no pasa nada si en Europa no se habla castellano. Pero sí pasa algo si en un territorio español se usa y se conoce otro idioma que no es el castellano. Porque en Cataluña no rechazamos el castellano, nunca lo hemos rechazado. Simplemente somos bilingües y queremos tener el derecho a utilizar indistintamente el catalán y el castellano. Queremos hablar libremente. Y es lo que algunos quieren eliminar. No somos superiores a nadie por conocer tres idiomas (castellano, catalán e inglés -ésta última lengua con restricciones, claro), y deseamos usarlos dependiendo del contexto en el que estemos. Con un inglés, probablemente hablaremos inglés -si conocemos este idioma. Con un castellano hablaremos en castellano. Y con un catalán hablaremos en catalán o en castellano.

Entonces no encuentro dónde está el problema. Pasemos ahora a los casos prácticos:

Los castellanohablantes no tienen ningún cartel en la frente que diga que sólo conocen el castellano y que desconocen el catalán, así que no es raro que en Cataluña un catalanohablante les hable en catalán. El idioma del catalán cambiará cuando el castellano le haga notar que desconoce el catalán -siempre y cuando sea de manera educada, claro.

De maleducados está el mundo lleno. Si hablo en catalán a alguien y me dice que me vaya a tomar por el culo y que le hable en la lengua del imperio (caso verídico, por cierto), que no le responda o me dé media vuelta y me marche no sería porque haya atentado contra mi libertad lingüística, sino porque es un maleducado.

Se dice que se persigue el castellano en Cataluña. Estoy totalmente de acuerdo. Por eso mismo sólo puedo escribir estas páginas en catalán y, si lo hago en castellano -que no es el caso como se puede observar- me arriesgo a sanciones de cárcel, a dieta de pan y agua.

Una vez, en uno de mis viajes a Salamanca, hablaba con dos amigos de allí. Uno de ellos me decía que estando una vez de gira en Cataluña preguntaron a un señor por una calle. Este señor les mandó por la dirección contraria a la que buscaban. Este amigo suponía que les habían engañado porque hablaban en castellano. Entonces les expliqué lo que me había sucedido la noche anterior, en la misma Salamanca, cuando intentaba regresar a la pensión en la que me alojaba. Le pregunté a un chaval dónde estaba una calle. Sabía que la tenía cerca, muy cerca, pero no acababa de atinar su localización exacta -pensemos que no había salido por la noche en Salamanca a predicar las bondades de dios. Éste chaval me dijo que tenía que coger un taxi porque la calle me quedaba en la otra parte de la ciudad. Le respondí que no podía ser, que había bajado a la zona de fiesta andando y que me parecía que no había andado mucho. Él me aseguró de nuevo la necesidad de coger un taxi. No le hice caso, andé unos 25 metros y encontré la calle que buscaba. No sé si es necesario escribir la moraleja, sólo sé que mi amigo salmantino hablaba de su "gracioso" como un Satanás. De mi "gracioso" yo nunca habría hablado. Se supone, pero lo escribo por si las moscas, que le hablé a mi cachondo salmantino en castellano -y tengo una dicción muy buena, por cierto.

Se dicen tantas cosas de los catalanes... Seamos un poco racionales y entendamos que el marroquí no habla marroquí para que no le entendamos sino porque es su idioma. Y los textos de Mihura se engloban dentro del teatro del absurdo. Ojalá sigan englobándose en esa clasificación.

Preludios y nocturnos

Preludios y nocturnos

Otra vez de noctámbulo, como en los viejos tiempos. Pero los motivos no son los mismos que en los viejos tiempos. Ahora creo que es una cuestión puramente física: cuando duermo se me hincha la vejiga. Ahora casi cada noche me levanto de madrugada (si no es que estoy todavía delante del ordenador) para "descargar", como hace mi madre todas las noches. A diferencia de ella, que se dirige al lavabo como una verdadera zombie -incluso en el caminar se parece- y vuelve a la cama siguiendo el mismo procedimiento, yo aprovecho para volver a la vida y situar mi mente donde buenamuente pueda.

El tema de ensoñación de esta noche ha sido el ultracomentado paso del tiempo. La conclusión de hoy ha sido que mi mente es tan astutamente privilegiada que sería capaz de suicidarse para conseguir parar el tiempo (recálquense los excepcionales razonamientos nocturnos). Y es que me pongo a pensar sólo un poquitín y... estoy acojonado. Si pasa el mismo tiempo que ha pasado hasta ahora... ¡Estaré jubilado! (La verdad es que espero prejubilarme a los 45). Mi dicen los mayores que de los 20 a los 50, 60 ó 70 el tiempo pasa más rápido... No estoy de acuerdo con eso -como no podría ser de otra manera- porque el tiempo pasa de la misma manera. A veces me pongo a cronometrar el tiempo y las conclusiones son verdaderamente concluyentes: cada minuto dura exactamente un minuto (salvo en Fin de Año, que hubo un minuto que duró 59 segundos).

Yo diría que es uno mismo el que pasa más o menos rápido por la vida. Y mirando un poquitín hacia atrás no me parece que mi tiempo en los últimos años haya pasado más rápido. He disfrutado, he cambiado y he vivido. En los últimos 5 años he vivido mucho, quizás es ese el truco. Pero hay otro problema añadido: el tiempo pasa pero yo sigo queriendo ser adolescente. Claro que no tengo acné -sólo algún grano cojonero- ni me está saliendo vello en lugares extraños del cuerpo, pero a veces me comporto como tal: me emborracho, pataleo, discuto con mi madre, y también me río mucho, me ilusiono y me atrae el sexo en demasía, entre otros. Supongo que todo esto sucede por mi extraña manía a quererlo todo. Supongo que me encuentro bien estando en donde estoy y teniendo lo que tengo, pero siempre quiero más. Así que creo que no soy yo el que se hace mayor, sino el tiempo.

De papeles y legajos

De papeles y legajos

No sé si el culebrón sobre los Papeles de Salamanca (en mayúsculas debido a su aparente importancia) llegará a su capítulo final como drama, como comedia o como esperpento... o como una tragicomedia esperpéntica. Pero parece ser que por lo menos el tema está llegando al final, o al inicio del final. Ahora sólo falta esperar los últimos coletazos de ciertos dirigentes (conservadores en su mayoría) que, si bien no van a conseguir lo que dicen desear, van a conseguir algo que en mi pueblo se llama "tocar los cojones".

Y es que "tocar los cojones", o lo que en otros pueblos se conoce como el "derecho a la pataleta", primer derecho universal, en algunas ocasiones es sólo lo que puede hacerse cuando se sabe que es imposible una victoria. Y entonces me pregunto cuál es la victoria y cuál es la derrota. La victoria se halla en dónde acaban esos legajos o, mejor dicho, dónde no acaban.

Y es que, realmente, para salmantinos y conservadores les importa bien poco dónde acaben los papeles. Eso es lo de menos. Lo malo para ellos, lo extraordinariamente jodido, es tener que aceptar que los papeles no son suyos.

Lo que sí sé seguro es que esos papeles NO SON MÍOS. Es más, nunca los he visto ni nunca los voy a ver. Es más, en mi viaje a Salamanca fue imposible verlos. Y yo diría más, tampoco esos papeles son de los salmantinos. Dudo que los hayan visto y dudo que sepan dónde estaban. Sin embargo no desean su devolución (generalizando, se entiende). Esos papeles son un botín de guerra ("derecho de conquista"), como muy bien decía Torrente Ballester. Pero esos papeles tienen legítimos propietarios.

Pepe roba un bolígrafo a Juan. Juan quiere que Pepe le devuelva el bolígrafo diciendo que es suyo. Pepe le podrá decir que no le devuelve el bolígrafo, pero no le podrá decir nunca, a nivel ético, que el bolígrafo es suyo... ¿O sí?

Para algunos, la unidad del archivo representa la unidad de España... ... ... ¿Cómo? ... ... ... ... ¿Perdón? Me da la impresión que no es necesario malgastar mi tiempo en escribir acerca del tema. Creo que esa frase ya es absurda por sí misma.

Lo que representa la unidad del archivo es que hubo una guerra civil, que hubo un "derecho de conquista" (seguimos citando a Torrente Ballester), que hubo vencedores y vencidos, que en democracia se pretende una reconciliación y que aún faltan años para esa reconciliación. O al menos es lo que veo cuando veo la televisión o leo los periódicos.

Lo importante es que estamos cerca del final y que dentro de poco tiempo nos olvidaremos de esos papeles.