Amplitud de miras
Será que los 30 me están cambiando, o será simplemente que Júpiter se alineó con el planeta Raticulín, pero he decidido crecer un poco más y he creado hastío.com. No es que me haya cansado de estas páginas, ni mucho menos, es que veía que el personaje que escribía aquí se me hacía pequeño y no tenía lugar a escribir otras cosas. hastio.blogia.com es solamente una parte de mí y siento que hay otras partes de mí que quieren coger su protagonismo.
Pero no cancelo estas páginas. Si bien en ocasiones, al releer este blog, opino que ciertos posts no son del todo acertados en mi contexto actual, siempre me resulta agradable comprobar que he tenido un pasado -más o menos adecuado- y he sentido cosquilleos que han quedado plasmados en un trocito de página web. Estas páginas continuarán igual, de la misma manera, con los mismos temas y el mismo estilo. hastío.com nace con un deseo de tener unos temas diferentes y, si bien el estilo no puedo cambiarlo del todo, sí que el tono que busco será otro, mucho más optimista y absurdo; como quiero.
PUBLICIDAD
El hosting y el dominio me han salido por unos 20€ en Dreamhost , gracias al código de promoción HASL1. Por si os interesa.
FIN DE LA PUBLICIDAD
Pues lo dicho, que ahora doblo mi trabajo (si en algún momento se considera escribir estas cosas como trabajo) y aumento mi presencia en la red. Nos vemos en hastío.com .
Las horas pasan, los días pasan, las semanas pasan... Quizás el único que no pasa soy yo. Mi nueva vida no es nueva, empezó hace tiempo y no era nueva, era la única. Pero hay cosas que han cambiado un poquitín, para bien y para mal. Palabras ocultas debajo de las cuerdas vocales y miradas evadidas y evasivas construyen la ausencia del todo, a quien siempre busco.
Es una lástima no poder afirmar que he estado un año entero sin trabajar, con lo chulo que es poder decirlo... Y es que por solamente un mes y medio no consigo esa meta. Ayer me llamaron, por fin, y comienzo mañana -a las 9:30 de la mañana- en
No sé si se me giró la cabeza o tuve una enajenación temporal. Sobre las 6 de la mañana del viernes subía a mi casa después de tener una charla larga larga con mi madre. Supongo que esto marcó la decisión. Hice mis llamadas y decidí irme al Viñarock. Poco después embarcaba en el tren. Así que ahí he estado, moviendo los pelos -guarros por la cantidad de polvo que se levantaba- mientras escuchaba a Sepultura, a Los Suaves y a otros tantos más. Me ha encantado volver a ser Jevimetalón.
Anoche salí a mirar estrellas y cielos oscuros. O al menos vi lo que las nubes me permitieron ver. En ocasiones pensamos que nuestras metas están lejos, muy lejos; pero mirando estrellas soy consciente de que esas metas no están tan lejos. Las distancias se acortan cuando la regla de medir cambia sus dígitos. Y cuando en lugar de kilómetros pienso en años luz, me parece una nimiedad la distancia entre mi yo y mi meta. No estamos tan lejos.
Galadriel me susurró al oído. Vino a verme y me ofreció un regalo, un preciado regalo. Habló conmigo sin mover los labios. Tampoco necesité moverlos yo. Y nos entendíamos.
Nuestro gozo en un pozo. Ya no tengo dónde caerme muerto los jueves por las noches. La dirección de
Hace exactamente un año mi vida cambió por completo. Los grandes deseos, los medianos proyectos y los pequeños detalles cambiaron totalmente. Como en ocasiones no soy yo quien dirige mi vida sino que es ella quien me dirige a mí, ha habido altibajos, problemas económicos y deseos, muchos deseos.
Para curar nuestras dolencias los médicos nos recetan toda clase de barbitúricos. En esa actitud generalizada de causalidad hay otros males que también pueden curarse con medicinas y pastillas de colores; pero un abrazo ataca de forma más agresiva a esas bacterias malignas que rondan por nuestros cuerpos.
Hace exactamente 6 años apareció Reni en mi vida. Era pequeño, olía mal y tenía cara de tonto... ¡Perfecto! Intentó ser un regalo inocente pero se convirtió en detonante de una nueva vida. Me vine con él a lo que lleva siendo durante 6 años mi techo. No teníamos absolutamente casi nada aquí. Sólo una vieja y torcida cama, un sucio sofá, un antiguo armario plagado de termitas y polvo, mucho polvo. Una pequeña manta en la chimenea sirvió para montarle un palacete a Reni. Yo me peleé con la vieja cama.