Blogia
Hastio

Resacas

Ruido y furia

Ruido y furia

Hay ocasiones -estos momentos pertenecen a una de ellas- en las que me despierto de mis viajes oníricos de plena nocturnidad con preocupación. No puedo desprenderme de mi pasado, me persigue. De todas formas él ya estaba allí antes de que yo regresara por las noches. Parece que las tres damas grises quisieran avisarme de algo; quizás me avisen de lo que he sido, recordando entonces que lo sigo siendo. Porque lo que nos ocurre no desaparece sin más, lo vamos guardando en una especie de mochila que, poco a poco, va pesando más y más; y a eso lo vamos llamando edad.

Hay ocasiones -estos momentos pertenecen a una de ellas- en las que los deseos de coger de nuevo un trocito del pasado generan ira. Sé que no puedo volver atrás, la vida empuja con demasiada violencia, pero la eterna lucha entre la realidad y el deseo regresa a los camposantos y la batalla comienza de nuevo.

Esta encrucijada de recuperación del pasado y de continuación de mi vida y olvido de él crea estas peleas, y hace también que quiera dejar de soñar. Y despierto, con ruido de sables, me encono, no sé aún si por no poder volver atrás o por no haber podido continuar con mi sueño.

24 horas

24 horas

Siempre hay días en los que nos levantamos con ganas de comernos el mundo, literalmente. Puede ser que un sueño de princesas, dragones y castillos nos dé el hambre suficiente para tal gran labor. O puede ser también que un copioso ágape la noche anterior, o una sesión larga de duro sexo haga sentirnos fuertes y valientes.

Pero ese esfuerzo de hambruna se va disipando a medida que van pasando las horas; sobre todo en las primeras horas del día, junto al café, el ordenador y el cigarrillo. A medida que van desapareciendo las legañas y el caudal de café en su taza vamos volviendo a la realidad, a la visión de la dureza de nuestra Yihad particular. Y ese deseo de comernos el mundo va cambiando paulatinamente hasta llegar al punto mínimo de, por lo menos, no dejar que el mundo nos coma a nosotros.

Y así pasa completamente el día, hasta que volvemos a encontrarnos con la cena, o con una nueva sesión de sexo, que puede producir, de nuevo, un "día después" valeroso y osado. Quizás el nuevo sueño nocturno nos coloque en la más pura realidad, sin castillos ni princesas a las que salvar. Y teniendo la sensación, al levantarnos, de que el mundo nos devora.

Y volvemos al café, al ordenador y al cigarrillo... 

Hojas y piedras

Hojas y piedras Billy Idol en la cadena, distorsión en la pedalera, volumen brutal -que decía Barón Rojo- en el amplificador, muy mala voz tapada por el ruido, vibración en las paredes y en la caja de la Pearl... Hojas en la habitación, piedras, como siempre, en los caminos y en los lagos rebotadas.

Desorden, mucho desorden. Sábanas perdidas entre el caos de las mantas, alcohol en la sangre y cubo debajo de la cama. Shock To The System me obliga a bajar un poco el volumen, pero deseando subirlo y subirlo... y subirlo. El juego infantil y no-tan-infantil lo decía muy bien: la hoja gana a la piedra.

Leyes, malditas leyes. Obligaciones... Resulta irónico que precisamente ahora suene el Mony Mony (I say yeah).

Mis deseos se están convertiendo en obsesión. No entiendo porque Obsesión no es uno de los Eternos. Supongo que ahora tengo una excusa más para quedarme y para seguir obsesionado/ndome.

El centro del Universo

El centro del Universo Soy el centro del universo. Las estrellas han sido colocadas en sus respectivos lugares por mí. Yo elijo cuándo aparecen las estrellas y cuándo se esconden. Nadie se atreve a levantarme la voz; saben que sus decisiones y pensamientos me pertenecen. Únicamente doy libertad a los elementos del universo cuando me llevan la razón; sólo en ese caso.

Todo sucede en el universo para complacerme. La vida de los astros, planetas y demás participantes de la expansión actúan sólo para mí. Si yo no existiera, los átomos no existirían. Y sé que tengo razón: todos estos elementos existen en cuanto los siento y los hago míos... así que no existe el libre albedrío. Las estrellas no viven por ellas mismas, viven en cuanto las dejo vivir.

Hay gente que también se cree el centro del universo... pero el problema es que no son dioses, como lo puedo ser yo.

Sol

Sol Es lo que tiene eso de levantarse por la mañana: es de día. Y es un día bastante majo, así que lo aprovecharé. Los rayos de sol eliminan en ocasiones impurezas y los necesitaba. Hacia mucho tiempo que no me sentía como ayer. Es bueno saber que las situaciones se pueden repetir, para no bajar mucho más la guardia. Lo más positivo quizás fue la visión de Drácula de Coppola y la primera parte del Señor de los Anillos... Y porque era muy tarde y empezaban a cerrárseme los ojos, que si no me chupo las tres partes seguidas (aún estaría entonces delante de la tele). Y hoy hay que desaparecer un poco. Situaciones -absurdas- familiares me obligan a huir, aunque sea sólo unas horas. Situaciones personales me obligan a huir, unas horas más.
Dejaré por unas horas de amar a Selene, hoy amaré al Sol. Incluso si se porta bien, mañana aparezco más moreno aún.

Desespero

Desespero Desespero, hermana melliza de Deseo, es reina de su propio territorio. Se dice que en el dominio de Desespero hay esparcidas multidud de pequeñas ventanas, que cuelgan en el vacío. Cada ventana contempla una escena diferente y es, en nuestro mundo, un espacio. A veces, al mirarte en un espejo, sentirás los ojos de Desespero sobre ti, sentirás su gancho anclarse en tu corazón.

Su piel es fría y viscosa: sus ojos son del color del cielo, en esos días grises y húmedos que despojan al mundo de color y sentido: Su voz es poco más que un suspiro y, aunque no tiene olor, su sombra huele ácida, a almizcle, como la piel de una serpiente.

Hace muchos años, una secta en lo que ahora es Afganistán, la declaró diosa y proclamó que todas las habitaciones vacías eran sus lugares sagrados. La secta, cuyos miembros se hacían llamar los No perdonados, persistió dos años, hasta que su último adherente al fin se mató, después de sobrevivir casi siete meses a los demás miembros.

Desespero habla poco y es paciente.

Deseo

Deseo Deseo es de altura media. Es poco probable que ningún retrato pueda hacer justicia a Deseo, ya que verla (o verle) es amarle (o amarla)... apasionadamente, dolorosamente, hasta la exclusión de todo lo demás.

Deseo huele casi subliminalmente a melocotones de verano, y proyecta dos sombras: una negra y bien perfilada, la otra translúcida y siempre vacilante, como el reflejo del calor. Deseo sonríe en breves destellos, como la luz del sol que brilla sobre el filo de su cuchillo. Y hay muchas más cosas en Deseo que pueden compararse a un cuchillo.

Nunca una posesión, siempre es la poseedora. De piel tan pálida como el humo, y ojos leonados y afilados como vino amarillo: Deseo has querido siempre. Seas quien seas. Seas lo que seas.

Todo.

Doble

Lo malo de las dobles vidas o las dobles personalidades es que a menudo se mezclan. Lo malo de matar a un perro es que luego te llamarán mataperros durante toda tu vida. Ahora resulta que a cierta gente le importa verme borracho; esto de asociar alcohol con depresión es algo absurdo a veces. De todas formas, esa gente nunca han estado en mis depresiones, y ahora quieren estar en mis cogorzas...

Lo que sí es positivo es hablar de una vez por todas. Y preguntar. A menudo he buscado abrazos en cierta gente. A veces los he conseguido. Pero me deja realmente descolocado el saber que se necesita alguno mío. Me iré a dormir, que lo necesito.

Cabreos

Estoy cabreado, muy cabreado. Y a medida que van pasando los días me cabreo más y más. No diré que quiero estar entre los brazos de la realización del deseo, pero sí diré que no lo estoy... y eso me cabrea. Los deseos van y vienen, pero yo ni tan sólo voy.

Ozzy arrancaba, a mordiscos, cabezas de murciélagos. Yo no quiero arrancarles las cabezas, lo que deseo hacer es amarlos, mimarlos y darles algún mordisquito, claro. Pero aún no tengo murciélagos en casa. Habrá que esperar. La espera también me cabrea.

Paracetamol II

Pues al final resulta que sí soñé... ¡Y menudos sueños!
He soñado que estábamos celebrando una peazo fiesta en una estación de tren O_o. Un montón de jipis metiéndole al botellón. Ya se sabe que cualquier sitio es bueno para hacer botellón; una estación de tren también.

Paracetamol

Ayer salí de nuevo. La verdad es que fue una noche de curiosidades, llena de anomalías y encuentros. Y hoy toca resaca, claro. No es que sea muy salvaje, y el paracetamol me acompaña un poco, así como el agotamiento. Estoy cansado. Mi día de hoy ha sido no hacer nada, no hacer nada, ir a casa de la mama, no hacer nada, ver una peli, dormirme, no hacer nada, y ahora creo que me iré a dormir. Hasta estoy pensando que no soñaré por si eso me agota un poco más el cerebro... ¿O me estaré confundiendo con los zombies? Ah, no! Que esos no te agotan el cerebro, esos directamente te lo chupan.

Y ahora, mientras escribo, escucho unos ruiditos de los vecinos curiosos. No acabo por descubrir si están en tareas amatorias o si se están arrancando las cabezas (igual sólo se las están chupando). Creo que tampoco me quitarán el sueño que no voy a tener. La verdad es que llevo todo el día sin querer hacer nada. Lo estoy consiguiendo (a excepción quizás de este post). Hasta no tengo ganas ni de ir a ver a la Campos que salía por la tele...

En fin, que me voy a dormir. Bona nit.

Novedades

Grifo nuevo, ya no gotea.
Lentillas.
Enigma acerca de un envoltorio de preservativo aparecido encima de la mesa -probablemente del monstruo.
Enigma acerca de un cigarrillo rubio aparecido en un cenicero -probablemente del monstruo.
Gafas de sol.
Marihuana.
Localización del curro.
Carreras con el toro en el taller.
No ir a currar hoy.
Ver el programa -entero- de la Campos.
Libro de mi hermano.
A la cama a las 00:00.
Café con mi madre.
Necesidad
Deseo

Merovingio y su error

Toda borrachera tiene su resaca, más o menos salvaje. Son momentos de reflexión, de promesas que caen muchas veces en saco roto; es tiempo de revisión, de aprobación o de condena. De la misma manera que hay libertad para decir cualquier cosa, también la hay para tomarse lo dicho de una manera o de otra.

Y es que a veces sólo tenemos en cuenta lo que se dice y nos olvidamos completamente de los efectos que pueden o no producir esas frases aparentemente inocentes. No soy muy causalista; no afirmo que a una frase le corresponde un efecto determinado -Merovingio, el francés, por supuesto, no se llevaría bien conmigo. No podemos olvidar que no sólo ha de tenerse en cuenta el emisor; si es emisor significa que también existe un receptor. Hay que darle su importancia también.

Las razones de ser y existir, como dice mi jefe, no son lineales; así como la historia no son reyes a los que hay que enumerar (fantástica letra de Daniel Higiénico... claro que este Daniel Higiénico tiene también otro verso igual de genial: "Una mierda es una mierda, aquí y en Madagascar"... ¡Fantástica!).

Pero veo que el café me espera, la ducha en casa la mama también (aún sigo sin agua caliente), y las ganas de pasarlo bien residen bien frescas aún en la nevera. Salud!

P.D.: No he hecho ninguna mención a la conmemoración de la II República, el 14 de abril, así que escribiendo esta línea ya está hecho.
"Si supieran los curas y monjas la paliza que les vamos a dar, saldrían corriendo y gritando: "Libertad, libertad, libertad"

Más superaciones

Hoy se presentaba como un día duro, muy duro. En principio debía proseguir con la lejía y el Mr. Proper, que como todo el mundo sabe ahora se llama Don Limpio; pero mi instinto a superarme cada día más y más han hecho que permaneciera en la cama. Sé que era una tarea ardua y complicada... Todos esos útiles de limpieza gritandome "ven, ven, ven..." y yo, como un jabato, estirado en la cama para organizar y pensar las tácticas de esta tarde. Sí que ha sido duro, soy consciente, pero alguien debía pensar!!!

Las 3 de la tarde, la casa en este estado tan lamentable, casi todos los grifos goteando, una de bolsas de basura en el recibidor... y yo, soy mi propio héroe, reposando en la cama... Lo dicho: TODO UN HÉROE.

Pero ya va siendo hora de levantarse... aunque no sea a limpiar, aunque sólo sea para ir a hacerme un café.