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Hastio

Cabreos

Estoy cabreado, muy cabreado. Y a medida que van pasando los días me cabreo más y más. No diré que quiero estar entre los brazos de la realización del deseo, pero sí diré que no lo estoy... y eso me cabrea. Los deseos van y vienen, pero yo ni tan sólo voy.

Ozzy arrancaba, a mordiscos, cabezas de murciélagos. Yo no quiero arrancarles las cabezas, lo que deseo hacer es amarlos, mimarlos y darles algún mordisquito, claro. Pero aún no tengo murciélagos en casa. Habrá que esperar. La espera también me cabrea.

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E.Bathory -

CASAS Y HOGARES

En sueños, en la subconsciencia y en el interior de nuestro yo una casa sólo a veces es un hogar. Soñar con una casa es casi soñar con el hogar que nos proporcionamos a nosotros mismos, a veces el reflejo de lo que nos queda, habitaciones que deseamos, cocinas sin fuegos... casas en las que entramos, casas de las que salimos, casas que deseamos para sí, para ti, para él para ella. Paredes que pueden encerrar todo y nada y que a la vez encierran libertad o dejan escapar opresión.

No acostumbro a revelar donde reside mi hogar sin embargo suelo ser buena anfitriona de casi cualquier casa. Hoy estoy en el número dos de la calle Sonacra Grande. Al entrar me he dirigido directamente al ropero para vestir mi cuerpo de túnicas sacras y he puesto cuatro elementos a mi disposición, quizás sea porque el solsticio de verano se acerca. Tras meditar a ratos he abierto la ventana y he dejado salir a un pequeño mamífero volador, porta las llaves de una casa que esta en esta misma calle de al menos 1000 kilómetros de distancia, es la del número catorce. Donde reside la de la concreción, aquella que equilibra con paciencia y compostura.

No me fío de las palomas mensajeras sin embargo “creo” que el alado que te envío te hará llegar las llaves y así puedas sentirte como en tu hogar.