Tus ojos
No sé de qué color son tus ojos; no sé de qué están hechos, ni su forma. Ni siquera sé cómo narices funcionan... Pero sé que me asfixian, que me atraen, que me vuelven loco al encontrarlos con mis ojos. Al mirarme, un cosquilleo de pasión y deseo corre por mis nervios, venas, arterias y cavidades varias. Noto una erección. Sólo tu mirada hace que crezcan mis ganas de hacerte el amor. Todas esas mariposas acaban en mi sexo y piden, enérgicamente, unirse a ti. Esos ojos hacen que me acerque a ti, que mis labios se unan a los tuyos, que te bese, que te muerda los labios, que nuestras lenguas se unan en abrazo estrecho. Notar tus labios húmedos, notar mis labios húmedos en los tuyos. Mirarte a los ojos.
Tus pezones erectos. Notarlos en mi pecho. Sentir también ese deseo en mi pecho y en los tuyos. Deseo, mucho deseo. Sexo. Unión. Te toco los pechos, tú tocas los míos. Caricias, juegos y ganas. Besarte los pezones, morderlos, pellizcarlos, sentirlos y quererlos. Mirar tus ojos, nunca he dejado de hacerlo. Ellos me dicen qué es lo que quiero. Te quiero a ti; quiero tenerlos esta noche; quiero tenerlos todas las noches a partir de esta noche. Aunque sean tus ojos quienes lo piden, son tus piernas las que obedecen y las separas frágilmente. Lo suficiente. Abrazo. Abrazo. Nuestras manos en la espalda del otro. Nuestros ojos siempre en frente de los otros. Abrazo. Notas mi pene entre tus piernas. Tus ojos dicen que me acerque más, y más, y más, y mucho más.
Un escalofrío aparece por tu cuerpo y un espejismo se muestra en tu mirada. Me contagias el escalofrío. Y en ese momento mi polla entra suavemente dentro de ti. Y más y más. Más escalofríos. Nuestros ojos acaban de unirse. Ese abrazo pendular, ese movimiento pausado y estable. Esa mirada exigente de que no acabe nada, que todo empiece cada vez, que nunca haya final, que siempre comencemos y comencemos de nuevo a empezar. Nuestros ojos son ahora uno. Sólo uno. Todos saben qué es lo que sucede. Nuestros nervios, venas, arterias, cavidades varias son uno. Tus pechos son mis pechos. Mi polla es tu polla. Tus clítoris es mi clítoris. Nuestro deseo particular es nuestro deseo común, al igual que objetivo. Toda la noche así. Sin perder la concentración de nuestras miradas. Corrernos indica final. No queremos hacerlo. Placer, placer, placer, sólo placer.
Pasan las horas. Seguimos con nuestro deseo, nunca de acabar, de empezar y seguir empezando. Nos estamos follando, y no vamos a dejar de hacerlo. Sólo somos uno. Uno que siente placer, que lo nota en todos sus brazos, en todas sus piernas, en todos sus estómagos y corazones, uno que no para, un par de ojos entre los dos. Placer, placer. Deseo. Ganas. Deseo. Placer.
Sólo uno deseoso de sí mismo. Ávido de sexo, lujuria, vicio y pasión. Un cuerpo, una vida, unos ojos. Deseo.
Tus pezones erectos. Notarlos en mi pecho. Sentir también ese deseo en mi pecho y en los tuyos. Deseo, mucho deseo. Sexo. Unión. Te toco los pechos, tú tocas los míos. Caricias, juegos y ganas. Besarte los pezones, morderlos, pellizcarlos, sentirlos y quererlos. Mirar tus ojos, nunca he dejado de hacerlo. Ellos me dicen qué es lo que quiero. Te quiero a ti; quiero tenerlos esta noche; quiero tenerlos todas las noches a partir de esta noche. Aunque sean tus ojos quienes lo piden, son tus piernas las que obedecen y las separas frágilmente. Lo suficiente. Abrazo. Abrazo. Nuestras manos en la espalda del otro. Nuestros ojos siempre en frente de los otros. Abrazo. Notas mi pene entre tus piernas. Tus ojos dicen que me acerque más, y más, y más, y mucho más.
Un escalofrío aparece por tu cuerpo y un espejismo se muestra en tu mirada. Me contagias el escalofrío. Y en ese momento mi polla entra suavemente dentro de ti. Y más y más. Más escalofríos. Nuestros ojos acaban de unirse. Ese abrazo pendular, ese movimiento pausado y estable. Esa mirada exigente de que no acabe nada, que todo empiece cada vez, que nunca haya final, que siempre comencemos y comencemos de nuevo a empezar. Nuestros ojos son ahora uno. Sólo uno. Todos saben qué es lo que sucede. Nuestros nervios, venas, arterias, cavidades varias son uno. Tus pechos son mis pechos. Mi polla es tu polla. Tus clítoris es mi clítoris. Nuestro deseo particular es nuestro deseo común, al igual que objetivo. Toda la noche así. Sin perder la concentración de nuestras miradas. Corrernos indica final. No queremos hacerlo. Placer, placer, placer, sólo placer.
Pasan las horas. Seguimos con nuestro deseo, nunca de acabar, de empezar y seguir empezando. Nos estamos follando, y no vamos a dejar de hacerlo. Sólo somos uno. Uno que siente placer, que lo nota en todos sus brazos, en todas sus piernas, en todos sus estómagos y corazones, uno que no para, un par de ojos entre los dos. Placer, placer. Deseo. Ganas. Deseo. Placer.
Sólo uno deseoso de sí mismo. Ávido de sexo, lujuria, vicio y pasión. Un cuerpo, una vida, unos ojos. Deseo.
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