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Hastio

El trajecito de terciopelo

El trajecito de terciopelo ... y el trajecito de terciopelo que siempre he adorado, porque bajo el suave terciopelo siempre estaban sus calidos senos, las piernas de marmol, frescas, firmes, musculosas. Se levantaba de entre un mar de caras y me abraza, me abraza apasionada: mil ojos, narices, dedos, piernas, botellas, ventanas, monederos, platos nos miran airados y nosotros abrazados y olvidados del mundo. Me siento a su lado y ella habla: un diluvio de palabras. Notas freneticas y febriles de histeria, perversion, lepra. No escucho ni una palabra, porque es hermosa y la amo y ahora me siento feliz y dispuesto a morir.

Siento su cuerpo junto al mio -mio y solo mio ahora- y me detengo a pasar las manos por el calido terciopelo. Todo lo que nos rodea esta desmoronandose, desmoronandose, y el cuerpo calido bajo el calido terciopelo se muere por mi.

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