El hastío
El aburrimiento acecha en cada rincón de la casa, en cada puerta que se abre y se cierra, en cada ordenador conectado a Internet, en cada música que se escucha. Pero es muy listo; siempre espera a los mejores momentos... y te ataca. El aburrimiento es la suprema expresión de la indiferencia. Al principio lo hace disfrazado de apatía, para que uno se confíe. Pero no tarda en mostrar sus afiladas úñas y se transforma en una imagen, demasiado real. Empezamos entonces a hacer todo aquello que hace tiempo que no hacíamos. Se trata de cosas banales, sin demasiada importancia, pero que mantienen al aburrimiento bajo una falsa cortina de utilidad y aprovechamiento del tiempo. Poner orden en la música, en los papelajos, libros y libretas esparcidas por toda la casa; limpiar no entra ya que esto si es efectivamente algo útil; empezar a leer aquellos libros tirados por los suelos de las camas por enésima vez, hasta que se encuentre algo más inútil que hacer; escribir tontadas y tonterías en las páginas web...
Poderoso caballero es don hastío. A ver si a estas horas me deja un ratito y puedo dormir plácidamente, porque aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia.
Poderoso caballero es don hastío. A ver si a estas horas me deja un ratito y puedo dormir plácidamente, porque aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia.
3 comentarios
Xavi -
Olvidate de esas tres últimas palabras, no es tu caso -
Pues olvidae -