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Debilidades

Debilidades Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho... ¿sigo?

Están mal las cosas. Algo mal. Pese a los engaños de cierta gente, no evitamos los números.

He dejado encima de la mesa la bolsa de marihuana, junto al tabaco rubio y junto al papel de liar (no pienso hacer publicidad gratuita). Aún no sé nada. Quiero picar un poco. Quiero que el ogro entienda que hay otra forma de actuar diferente a la suya. Es cierto que no suelo fumar marihuana, pero quiero que "ello" SEPA que, almenos durante dos o tres días, convivirá con alguien. Y sé cómo son los ogros. Sé cómo es mi ogro particular, el que tengo en casa. Sé muy bien cómo es. Lo malo es que él tiene razón: es su casa. Y yo no dejo de ser un okupa.

Hoy me ha dicho que tengo la casa hecha una mierda; le he respondido que el que lleva cinco o seis años aquí, solo, soy yo; que si quiere poner la casa como quiere ponerla, que es su problema, no el mío. Pero ha respondido de la mejor manera que podía. Me tira el armario, se coje la habitación de la mierda (pese a tener la de al lado bien hecha y con camas) como guarida nocturna, me obliga a vaciar cajones del comedor (en donde tengo EL mantel y las servilletas). Mi armario, dice, que lo tendré en su habitación...

En el ejército hay un rango muy difícil de suplir; se llama veteranía. Y nadie, os lo aseguro, lucha en contra de eso. Pero llega mi padre a SU casa y casi me hecha. Es su casa, claro, pero la veteranía se la está pasando por el forro. Mi persona también se la pasa por el forro. Mis deseos... ¿qué será eso para él?

Me alegro hoy porque una gran amiga me ha exigido que saliera de fiesta. Le he repetido unas cuantas veces que no. Ella no solamente ha insistido una burrada de veces como sólo saben hacerlo los hijos de puta mayores del reino, sino que además me ha venido a buscar. Sólo me queda agradecérselo. No lo he hecho cuando me lo ha preguntado, así que lo escribo y lo hago público ahora. Gracias (no digo su nombre por cuestiones legales). Me lo has preguntado y no he querido responder, pero me lo he pasado muy bien. Y estamos los dos de acuerdo: si me hubiera quedado en casa me hubiera deprimido y mis lágrimas hubieran llegado hasta los vecinos de abajo. Gracias, una vez más. He pasado unas horas riéndome yu no llorando... ¿sabéis qué representa de verdad eso?

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