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INEM

INEM Se acabó. Ahora me toca trabajar de otra manera, ahora me toca saber qué es lo que se siente haciendo cola en el INEM. Esperanzas cambiadas, tergiversadas, dadas la vuelta como los calcetines... y he llegado a esta situación. Las cosas no están mejor: un largo verano, poco dinero, compromisos, obligaciones, deseos, vicios, proyectos, alegrías, borracheras, miedos, sumisiones, tristezas, osadías, resacas y recuerdos, muchos recuerdos.

Es el tercer verano consecutivo que no trabajo. Al final tendré que pensármelo... Qué gracia los empresarios: te prometen, te dicen, te cuentan... Jajajajajaja. Lo que no saben es que te callas para no ofender a nadie, pero estás deseando gritar: MENTIRAAAAAAAAAAAAAA!!! La semana pasada la jefa incluso me dijo que para ella era lo mismo hacerme indefinido que temporal... (haremos como si yo no hubiera escuchado ese comentario y como si vosotros no lo hubierais leído, vale?).

A veces pienso que la buena suerte me acompaña. Es cierto que la suerte me da por el culo contínuamente, que me fustiga salvajemente, que juega conmigo al escondite y se deja encontrar fácilmente... pero también es cierto que siempre salgo adelante; que siempre la cojo, la pongo mirando a Pamplona y soy yo quien le da por detrás. La aparente mala suerte significa para mí otra patada en la cabeza, pero también otra excusa perfecta para devolverle los golpes y para jugar con ella. Es como si el azar me fuera poniendo pruebas que debo superar, aunque no las supere... ¿?

Y ahora, en la camita, esperando que la condenada aparezca de nuevo, ¡PERO QUE ESTA VEZ SEA PARA BIEN, JODER!!

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